El no al referéndum griego fue claro, no existe duda de que se le ha dado un claro espaldarazo a la posición del actual presidente Griego. Efectivamente el problema griego no se resuelve con el no, como tampoco se hubiese resuelto con el sí. El país ha caído en una situación dramática producto de su alto endeudamiento, de una clara recesión, producto de la crisis del 2007 no superada y sobre todo, de una incapacidad para volver a crecer como economía. Grecia tiene entonces, lo peor de lo peor, recesión y endeudamiento con un sistema ligado al euro que no le permite por la vía cambiaria abaratar su producción, sobre todo de servicios, que les permita volver a crecer y generar ingresos para pagar su deuda.
Se trata entonces de un país que ha pasado la línea roja, primero por un exceso de endeudamiento, dónde existen culpables en Grecia y fuera de ella. Tanto prestamistas como prestatarios han caído en dicho facilismo, generando un bienestar de corto plazo que no es posible sostener, pero que como toda borrachera de consumo y de bienestar, es muy difícil de reajustar una vez que nos hemos acostumbrado a ella. Entonces, el ajuste solicitado desde el 2010 con el primer plan de salvamento fue claramente insolvente, medidas de ajuste que no garantizan el crecimiento y que han llevado a que la situación económica sea aún peor a la que tenían en años previos.
Sin embargo, el efecto económico de la crisis griega de hoy es mucho menor a lo que hubiese sido en el quinquenio anterior al menos para la economía europea. Muchos de esos países que hace media década estaban al borde del abismo, tal como sucede con España, Portugal o Italia. Ciertamente existen niveles de alto endeudamiento y procesos muy débiles de crecimiento y recuperación de la producción, con alto desempleo en dichas economías, aunque en materia de valoración de riesgo, estos países han logrado estabilizar las expectativas de parte de sus acreedores. Este proceso griego podría reactivar las expectativas de los deudores, sobre los distintos casos del sur de Europa y podrían afectar como efecto carambola las economías del sur de Europa.
Efectivamente el no le da un aire de renegociación a Grecia, que será más una opción geopolítica que económica. Claramente el ajuste solicitado por los Bancos y el FMI no ayudan a recuperar el crecimiento, principal problema de las economías en crisis. De las acciones que puedan derivarse del proceso de renegociación griego con la alta dirigencia europea podremos ver la luz al final del túnel, efectivamente en lo económico, no existe otra salida más que ajustarse y crecer, ¿cómo?, ¿cuánto? y ¿cuándo? se darán estos ajustes, está por verse, pero como todo en economía, no se puede vivir de a fiado de forma permanente, tarde o temprano la jarana sale a la cara.
Dr. Leiner Vargas Alfaro