Un gran acuerdo nacional

Luego de dos años de gobierno ha quedado claro el problema de gestión pública no es un asunto de cambios en el capitán o en el color de quienes ejercen las funciones públicas. Las buenas intensiones y voluntades sobran, los mesías desconocidos que prometen resolverlo todo en un abrir y cerrar de ojos están siempre a la vuelta de la esquina. Pero la realidad del Estado costarricense es otra, somos cada vez más inútiles y tenemos un sector público que carece de resultados sustantivos. De lo anterior queda claro que si queremos de verdad transformar la Costa Rica que tenemos y mejorar los resultados de el Estado, es necesario un gran acuerdo nacional.

 

No se trata de un acuerdo de caudillos o de unos cuantos diputados o fracciones políticas en la Asamblea, se trata de un verdadero movimiento cívico de intelectuales, empresarios, sindicalistas, políticos y líderes de la sociedad civil en sus distintas expresiones. Debe ser un amplio y diverso conglomerado de voluntades que permita forjar cuatro o cinco grandes derroteros y acuerdos país. Se requiere urgentemente atender los temas de infraestructura, reforma educativa, transformación de la seguridad social y por supuesto, un gran acuerdo nacional en pensiones y en materia fiscal, entre otros. Es absolutamente necesario repensar el modelo de gestión, control y administración pública, incluyendo el tema de empleo público y méritos, de cara a lograr una modernización de nuestro sector público articulado a resultados y no ha procesos y procedimientos como hasta hoy.

 

Para lograr ese gran acuerdo nacional, de cara a una sociedad que demanda con urgencia cambios y resultados, se requiere un nuevo y vigoroso liderazgo colectivo, no es posible seguir pensando en figuras mediáticas que parecen buena gente o que con campañas publicitarias se vuelven mercadeables en el electorado. Es urgente, integrar voluntades hacía reformas que le den vida y sostenibilidad al modelo costarricense exitoso del siglo XX, pero que claramente hace aguas entre la inoperancia, la arrogancia y la incapacidad para generar acuerdos nacional en estos inicios del siglo XXI.

 

Parece entonces que ha llegado la hora de pensar en lo importante y trascendente, de definir la hoja de ruta de un proceso de cambio que articule a nuestra sociedad y que le de vida a nuevas utopías y aventuras en su camino al desarrollo. Hace falta nuevos sueños y nuevas sendas, recorrer el mismo camino con las mismas personas o ideas nos llevará al mismo destino. Es urgente renovar los ideales y las aspiraciones de sociedad, es urgente un gran acuerdo nacional que inspire, integre y oriente nuestro caminar en este siglo XXI.

 

Dr. Leiner Vargas Alfaro

www.leinervargas.com

 

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